¡¡¡Hola!!! Si estás leyendo este post es porque te intriga mi historia, y te aviso desde ya: es una historia muy peculiar y llena de detalles. Es bastante inusual conocer en persona a una chica que ofrece shows eróticos por webcam en directo. Normalmente todo tiene lugar online, pero en mi caso, al menos, fue diferente.
Para empezar, me llamo Pedro y vivo en Barcelona.
Como sabéis, es una gran ciudad, pero aquí todavía hay muchos prejuicios contra el sexo , las chicas webcam o la libertad sexual en general: la situación es, en definitiva, similar a la del resto de España.
Ana: una chica en la webcam como amiga
Hacía tiempo que quería conocer a una chica en la webcam, una fantasía erótica que me tentaba desde hace mucho, pero no me atrevía a hacerlo, bien por falta de dinero o de tiempo, bien por timidez. Así que entré en Internet para visitar páginas de sexo en directo y me hice amigo de una chica en la webcam de Madrid.
La verdad es que empezamos hablando muy casualmente y yo preguntaba un poco de información, pero poco a poco nuestra amistad se fue estrechando y descubrimos que teníamos muchas cosas en común, así que nos propusimos quedar en algún sitio de mi ciudad o de la suya y hablar un poco amigablemente, aunque los dos sabíamos que el encuentro no sería sólo para hablar….
El encuentro en Madrid
Así fue que un fin de semana cogí un tren rápido y en poco tiempo llegué a Madrid, donde con mi amiga madrileña quedamos cerca de la estación y paseamos un poco por el centro histórico.
Los dos teníamos mucho de qué hablar y el ambiente nunca llegó a ser tenso, el encuentro en la realidad siempre es muy diferente de cómo lo había ideado en mis fantasías antes de venir a conocer a Ana. En fin, hablamos un rato y decidimos ir juntos a un bar no muy lejos del centro.
Después de la charla, me pidió que la llevara a su casa (vive en las afueras de Madrid, así que tuvimos que coger el metro para llegar) y por el camino intenté mantener alta la tensión sexual y una vez que llegamos al lugar, ocurrió lo que tanto ansiaba.
Mucho sexo con mi amiga Ana
Primero nos besamos apasionadamente durante unos minutos, con la intención de conocernos mejor, un poco como auténticas estrellas, y ahí el ambiente se volvió aún más cálido y acogedor: yo metía las manos un poco por todas partes, en los pechos, en la parte interior de los muslos, entre las piernas, etcétera.
Ana tampoco fue menos y demostró sus habilidades. Antes de pasar al sexo clásico, tuve la oportunidad de admirar su pericia en el sexo oral, ¡que disfruté muchísimo! No era mi primera vez y pude resistirme lo suficiente para unirme a ella en poses provocativas, aunque admito que fue realmente difícil resistirse sin llenarle la boca de leche.
Así que después nos desnudamos completamente, y la penetré: tener sexo con una chica tan traviesa y desinhibida fue realmente increíble para mí, y todavía me excito sólo de pensar en ella moviéndose rítmicamente, yo apretándole los pechos… Nos entregamos a un montón de juegos eróticos muy placenteros con todos los juguetes sexuales que utiliza para sus shows por webcam. En resumen, fue un auténtico cuento de hadas, ¡me sentí sexualmente realizado como nunca!
Después dormimos juntos y me fui por la mañana, no sin antes echar otro polvo fantástico, seguro de que volvería a verla.